miércoles, 13 de noviembre de 2013
Los árboles enfermos cobran vidas en Medellín
Por riesgo de volcamiento serán talados 268 árboles. Expertos piden plan de renovación de especies.
La muerte de Carlos Andrés Hernández y de Juan Diego Loaiza tuvo la misma causa. Un árbol les cayó encima en el momento en que transitaban en motocicleta por la avenida 80 con la calle 47 y en la loma del Chocho en Envigado, respectivamente. Según el departamento de gestión de desastres, este tipo de emergencias se ha repetido 870 veces.
Aunque el invierno aumenta el número de accidentes, la evidencia de las autoridades ambientales confirma que el arbolado urbano del valle de Aburrá presenta un deterioro progresivo que genera riesgo de caída de ramas o de troncos. Más del seis por ciento presenta problemas de salud, según Flavio Moreno, profesor del departamento de ciencias forestales de la Universidad Nacional. (LEE: ‘Muerte súbita’ ataca árboles de Medellín)
Debido a las constantes emergencias, en mayo se realizó un recorrido por los principales corredores viales de la ciudad. Luego de la inspección del Área Metropolitana, se autorizó la tala de 268 árboles que tienen riesgo inminente de caída.
“Se está reduciendo el peligro al que está expuesta la comunidad y la infraestructura urbana. Las talas tienen la evaluación técnica y el hecho de no hacerlas es arriesgar las personas, viviendas, construcciones y redes de servicios públicos. Es importante que la ciudadanía entienda que la intervención obedece a un riesgo de afectación”, dice Claudia Hoyos, ingeniera forestal del Área Metropolitana.
Actualmente la secretaría de infraestructura de Medellín adelanta intervenciones en los tramos decretados como riesgosos. En la avenida 80 entre la calle Colombia y la calle 35 ya fueron taladas 30 especies. Así mismo en la avenida La Playa, entre el Parque de Boston y la Minorista fueron cortados 20 individuos arbóreos.
Otras 218 talas están en proceso de ejecución en la avenida 80, entre la Facultad de Minas y la Aguacatala; en la quebrada Altavista, entre la carrera 81B y la calle 21; en la avenida Guayabal, entre la carrera 30 y Mesacé; y en la calle San Juan, entre la avenida 80 y la estación San Javier del metro.
“En invierno se disparan las emergencias porque son muchas ramas desgajadas, muchos árboles reventados. No tenemos un tiempo estimado en la intervención. La idea es hacer un reemplazo pero muchas veces no se puede efectuar porque no hay espacio”, anota Karen Valderrama, ingeniera forestal del Jardín Botánico que trabaja en convenio con la secretaría de infraestructura.
Renovación del arbolado es urgente
El Plan maestro de espacios públicos verdes urbanos censó el arbolado en la ciudad en 2006. Más de 2000 árboles presentaron problemas de salud. Aunque dicha contabilización no se ha actualizado, la conclusión es la misma: los árboles requieren mayores recursos para mantenimiento, fertilización y renovación.
Claudia Hoyos, ingeniera forestal del Área Metropolitana, llama la atención sobre la necesidad de destinar recursos suficientes por parte de las administraciones municipales para el mantenimiento preventivo y la renovación paulatina del arbolado urbano.
“Los recursos van disminuyendo, esto incrementa los riesgos y va en detrimento de la salud del arbolado. Este requiere una renovación progresiva, por fases, que no sea agresiva porque los árboles cumplen un ciclo y en las ciudades este se disminuye considerablemente”, detalla Hoyos.
La renovación del arbolado es un proceso lento que implica el estudio de las limitaciones urbanísticas y del comportamiento de las especies, anota Flavio Moreno, profesor del departamento de ciencias forestales de la Universidad Nacional.
“La renovación es una constante que se tiene que realizar de acuerdo al espacio y a la disponibilidad urbana. El plan debe ser más integral porque conlleva repensar los lugares adecuados y las especies que se van a sembrar”, sostiene Moreno.
Los datos
La unidad de emergencias ambientales ha atendido 230 solicitudes para podas y cortes de árboles en riesgo. Las especies que presentan mayores problemas son el urapán, falso laurel, eucalipto, carmín y gualanday.
El hecho que un árbol se tenga que talar obedece a una serie de daños acumulados. Uno tiene que ver con la forma como se ha sembrado. Otro radica en las deficiencias en el mantenimiento, en podas inadecuadas, cortes de raíces y malas prácticas técnicas que lo van debilitando.
Las malas intervenciones del ciudadano como vandalismo, pinturas, colgaduras de objetos, tirantes, alambres también afectan la salud y estabilidad.
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